Turistas alemanes reciben una paliza en el Camp Nou

Viajaron plácidamente desde el sur de Alemania. Un autobús (¡MercedesBenz!, en alemán) les recogió cerca de sus hogares minutos después de despedirse de sus respectivas familias. Estaban tan ilusionados con el viaje, parecían chiquillos en su primera excursión. Sol, playa, Barcelona... Eso iba a ser la bomba. Total, para pasar frío en Stuttgart, mejor estar calentito en España. (Y calentitos se fueron).

Como buenos alemanes, da igual que se trate de un equipo de fútbol de primer orden, nada más llegar a la Ciudad Condal se fueron a la playa porque vieron que hacía sol. Esto es en serio; hicieron un entrenamiento allí. Todo el mundo sabe que para pasar a cuartos de final de la Liga de Campeones es recomendable correr descalzo por la playa, ver bikinis... eso del 'hotel de concentración' es una estafa. De ahí que el Barça sea 'hexacampeón' y en Madrid, Gallardón, quiera construir una playa artificial en el Manzanares. Lo de CR9 está visto que no ha funcionado.

Quedó claro que los germanos querían relax, y lo consiguieron. Tanto que la empanada (¡empargüeten! en alemán) les duró demasiado. Al día siguiente era el partido y casi nadie se acordaba. Si no llega a ser por la prensa, aún siguen en el hotel desayunando diferentes variedades de salchichas con bacon. Disfrutaron de la Estrella Damm, la Doble malta y la Moritz. Pasearon por el centro demostrando que eso de hacer turismo lo saben hacer muy, muy bien.

Pero amigos, como todo 'guiri' en tierras ibéricas, deben estar atentos de sus pertenencias en todo momento. Lo del Camp Nou, en este caso, no fue un hurto, recibieron directamente una paliza. Venían en son de paz, con sus cámaras de fotos, libretas para pedir un autógrafo a Messi, Iniesta, Xavi (que no jugó y algún alemán se enfadó)... y no se esperaban que fueran tratados de aquella manera.

Corrían por el césped con los bolsillos llenos

Para empezar, los hombres germanos estaban en clara desventaja. No podían desplazarse por el campo igual que los del Barça. Entre el pasaporte, la cartera, la cámara de fotos, alguno que trajo la de vídeo... sus bolsillos pesaban un montón y el pantalón se les bajaba mientras corrían. Era muy incómodo, sobre todo, seguir a Messi, el pequeñín.

Además, se ve que sus cámaras eran caras porque no las dejaron ni un minuto en el vestuario; como hemos dicho antes, saben que es mejor no abandonar las pertenencias. Durante todo el partido las llevaban encima. De ahí se explica que no tirasen ni una vez a portería. Valdés, aburrido, se puso unas gafas de 3D para ver el partido por el videomarcador. Al final del partido preguntó a Piqué cómo habían quedado, porque se durmió cuando quedaban 10 minutos. Normal, todo el mundo sabe que un futbolista a las 10 de la noche ya está en la cama (y no va con segundas).

Otro motivo por el cual no dispararon fue por el balón. Al haber tanto sol, pensaron que el partido se podría disputar en la playa y con una pelota de plástico. Se trajeron chanclas y unos buenos calcetines blancos para ponérselos debajo. Con esta indumentaria, cada vez que la pegaban fuerte se hacían daño. Y todo el mundo sabe lo que jode una herida en el pie cuando estás de vacaciones.

Total, después de los cuatro golpes que se llevaron, el regreso fue desagradable. No quisiera ser el guía del viaje en aquellos momentos. Todo eran pataletas, lloros... (que si me hago pipi). Ahora pueden descansar en sus casas después del susto (¡uh! en alemán) que se han llevado.

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