Como el ratoncito Pérez, los Reyes Magos, Papá Noel o el Príncipe Azul (lo siento, nena). Lionel Messi, tampoco existe. Es un personaje inventado para hacer feliz a los más infantiles de la casa. Genera un entusiasmo similar al que provoca un regalo del gordo con traje rojo y barba blanca. Eso sí, sólo acude a las casas de los nenes que él considera que han sido 'buenos' y visten de azulgrana. A los de blanco les trae algo peor que carbón... copas del Barça.
Los 'Messi' son los padres. Es duro leerlo pero no tanto cuando ya has oído lo mismo de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente. En ese momento, uno se da cuenta de las 'sospechas' que tenía. No puede ser cierto tantos goles, qué casualidad que los rechaces vayan siempre a él; vaya mierda de defensa, siempre corren menos que Messi. Ahora que has atado cabos y que te han dicho que no existe, ahora es cuando te explicas que lo que has visto anteriormente era todo una farsa montada por tus padres.
Posiblemente sea la noticia más amarga que hayas recibido en tu vida, como la verdad de los Reyes Magos (por cierto, este blog es para mayores de 7 años. O de 13, según la familia). A pesar de que te cabrearas en ocasiones porque pedías cosas imposibles o muy difíciles... como un gol desde el centro del campo de chilena, que parase un penalti o que haga un gol de falta de tacón. Regalos que se asemejan al telescopio de la NASA que nunca te trajeron los tipos de los camellos de Oriente.
A pesar de ello lo perdonas y te conformas con cosas más simples. Como meter cuatro goles en un partido y más miedo que un fantasma a los del Real Madrid (¡uuuhhh!).
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