lunes, 18 de octubre de 2010

Laporta y Rosell, enemigos para siempre



Suenan tambores de guerra en Barcelona. Desde que se marchara Eto'o, nadie había alterado el estado de bienestar permanente en el que vive el Barça desde hace más de dos años. Ahora, para animar este aburrido club, regresa una persona que no deja indiferente a nadie: Joan Laporta (Juan Lapuerta para Del Nido).

La verdad, si no le llegan a llamar ni aparece. Se hubiera quedado todo el tiempo que hubiese querido en el olimpo de los presidentes 'buenos'. Pero, como abogado que es, alguien le ha hecho bajar de guindo para vérselas en los tribunales. Ese alguien, Sandro Rosell, puede que esté tirando piedras sobre si propio tejado ya que lo deportivo se aparcará a un lado para centrarse en temas típicos españoles (por mucho que le duela a Laporta) como es el falsear las cuentas o la difamación en público.

Laporta ha regresado para liarla. Eso está claro. Queda avisado el aficionado que de buenas no va a venir. La directiva de Rosell propuso en la anterior asamblea del Barça llegar al fondo de la cuestión de las cuentas del año pasado y los socios compromisarios votaron a favor. Rosell votó en blanco porque sabe que le puede perjudicar deportivamente; ¡qué más da Sandro! Espectáculo va a serguir habiendo en el Camp Nou, si no es en el cesped que sea en los despachos.

Yo entiendo a Laporta, a mí también me fallaba la calculadora justo el día de mis exámenes de física. Dicen que tu margen de error ha sido de tus 9 millones a los menos 77 que apunta la auditoría de la nueva directiva. Seguro que no ha sido con mala fe.

Pero que los culés no se preocupen porque como el FC Barcelona sigue siendo un club español, la justicia también es española. Es decir, que lo mismo se resuelve el caso antes de que el club sea una SAD. Porque el abogado Laporta, que le gusta esto de los tribunales, tiene pendiente un juicio por el tema de los avales de su candidatura de hace 4 años. Y de eso nadie se acuerda y con ese juicio pendiente el Barça se ha convertido en el mejor equipo del mundo.

Lo cierto es que desde la marcha de Ramón Calderón -y siempre teniendo presente el magnífico recuerdo de Jesús Gil- el tema del Palco era muy aburrido. Ahora sabemos por qué Calderón y Laporta eran tan amigos: utilizaron técnicas parecidas en sus mandatos.

A partir de ahora, si el Barça falla en el terreno de juego, alguien dirá que es por culpa de Laporta; otros dirán que es por culpa de Rosell, por remover la 'mierda' de Laporta. Y otros que es por la ansiedad de Villa. Pep Guardiola, como hace dos años, tendrá que aislar a su vestuario del mundo culé.

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